DECLARACIÓN FINAL:
El Encuentro Popular de Educación
reunido en su sesión plenaria del día
27 de julio de 2013 declara:
El
proceso de participación social desarrollado por este Encuentro es una
confirmación clara de la vigencia del compromiso social del pueblo por
construir un proyecto educativo con vocación emancipadora.
Esta instancia de democracia es fruto de la necesidad de iniciar una
actualización del debate educativo llevado en el pasado. Ha reunido sectores de
trabajadores de la educación, de trabajadores de los distintos sindicatos del
PIT CNT, de estudiantes, de integrantes
del movimiento cooperario que rodea a FUCVAM.
En
ese proceso, el Encuentro Popular de Educación reconoce como referente
ineludible, el fermental experimento creativo de pedagogía popular que fue el
Congreso Julio Castro. Aquella formidable demostración de democracia
participativa, que posteriormente fue, tristemente despojada, de su
potencialidad resolutiva.
El
Congreso Julio Castro fue silenciado por algunos y menospreciado y hasta
combatido por otros. Sus resoluciones
más importantes fueron desoídas particularmente en la ley de educación y el
presupuesto vigentes Pero los más, los cientos y cientos que
participaron por la base, los miles que no tienen voces de mando en las
estructuras de gobierno y no son parte de las corporaciones del poder
tecnocrático y empresarial, lo asimilamos como un aprendizaje real, concreto y
significativo, de lo que es posible hacer a través de los procesos colectivos.
En
las actuales circunstancias históricas, donde la educación pública aparece
atravesada por múltiples discursos que la ponen como blanco de tiro, con muy
cuestionables intenciones, las ignoradas resoluciones aquel congreso ratifican
su validez al tiempo que reclaman su profundización para encarar los actuales
desafíos.
Mientras
se amplifican las agoreras voces que declaran la crisis de la educación pública
y sentencian su senectud, aparecen, como leones hambrientos, las vocinglerías
oportunistas que proclaman con fanatismo por la supuesta eficiencia del
mercado, como solución para todos los problemas que se le achacan a la
educación pública. Nuevos diminutos dioses aparecen en la vitrina de las
soluciones mágicas para decirle al pueblo que su educación pública, laica y
gratuita es un proyecto ineficiente y arcaico. Un monstruo que devora dineros
públicos sin dar soluciones.
A
todos los apologistas del mercantilismo les decimos: La educación es un derecho
y no está a la venta.
La historia del país está construida
dentro de la concepción de educación pública democrática y plural, que hoy se ve cuestionada en sus
aspectos medulares. Como todo hecho político, la educación está signada por
contradicciones y relaciones dinámicas. Pero debe constituirse en un elemento
liberador y emancipatorio por excelencia y hoy vive la necesidad de tener un
proyecto de profundización democrática, participativa, que desde la realidad
concreta se proponga formar sujetos libres, críticos, solidarios y
comprometidos con la transformación de la realidad.
El Encuentro Popular de Educación
concibe la educación como una práctica
social responsable, propia de los involucrados en ella, que rompa las
ajenidades actuales, regida, entre otros, por los principios de laicidad,
obligatoriedad, gratuidad, universalidad, participación, integralidad,
autonomía y cogobierno. Un proceso cuya meta es también la igualdad en la
diversidad.
La Educación es un Derecho Humano
inalienable e irrenunciable. El Estado debe garantizar que todos los sujetos
puedan acceder a ella durante toda su vida.
Concebimos como fines de la Educación
Pública:
*Formar personas libres, de espíritu
reflexivo, capaces de comprender la realidad y reconstruir alternativas de vida
digna, justa y solidaria.
*Contribuir a la plena realización de seres
humanos integrales apuntando al desarrollo de todas sus potencialidades
individuales y a su inclusión libre y responsable en la comunidad nacional y
mundial.
*Universalizar y democratizar el
acceso, permanencia y la producción del conocimiento, poniéndolo al servicio de
un país culto, próspero y solidario.
Por todo esto, la educación debe ser
concebida como una política de Estado y como tal el presupuesto que a ella se
le asigne no debe ser menor al 6% del PBI y crecer sustancialmente hasta estar
en correspondencia con el proyecto de país que pretendemos construir.
La instancia de este Encuentro se
realiza en medio del desarrollo de un fuerte conflicto de la educación. En él,
los sindicatos han estado exigiendo que el gobierno termine el enorme déficit
educativo, se ponga en materia de presupuesto a la altura de sus propias
declaraciones en las que otorga a la educación un papel central.
La asignación a la educación es muy
menor que la de los niveles internacionales y es la menor de la Región. Situación
que también fundamenta la profundización del reclamo del mínimo
mencionado. El Encuentro, en este
marco, apoya las movilizaciones sindicales y la tarea de los docentes en
defensa de la educación y de su salario.
A
la luz de estas circunstancias advertimos con preocupación la flagrante
contradicción entre el gran crecimiento económico registrado por el país en la
última década y las limitaciones presupuestales señaladas por el gobierno para
resolver las demandas salariales e infraestructurales del sistema educativo
estatal.
Contradicciones
que evidencian la necesidad de replantearse la orientación de la política
económica a favor de las grandes mayorías y los cambios estructurales, que las
pongan como dueñas de su propio destino.
La lucha de los docentes necesita ser
apoyada con todos los instrumentos al alcance. La Comisión de Educación del PIT
CNT ha nacido junto a la creación del Movimiento en Defensa de la Educación
Pública. El Encuentro de Educación Popular se compromete a impulsar al máximo
la profundización de esta otra herramienta.
En ese sentido los
participantes del encuentro Popular de Educación asumimos como parte de la
solución a los desafíos en curso, el impulso de un proceso continuado de lucha
y de generación de ideas para la transformación profunda de la enseñanza
pública.
Asumimos
el compromiso con la elaboración de un nuevo proyecto educativo que tenga el
signo inequívoco de la emancipación cultural de nuestro pueblo. Un nuevo
proyecto educativo que articule con coherencia los fines con los medios,
mediante el desenvolvimiento activo de una praxis consustanciada con la ética
de la autonomía y la pedagógica de la esperanza.
Asumimos
el compromiso de permanecer implacables en la lucha contra la privatización de
la enseñanza y las alucinógenas falsedades políticas que la impulsan. Asumimos
la sinceridad y la autocrítica como valores rectores para pensar con lucidez y
creatividad las estrategias transformadoras que hagan posible un nuevo proyecto
educativo para las problemáticas reales de nuestra realidad histórica.
Nuestro
presente es de búsquedas hacia lo nuevo. Búsqueda que no empieza hoy ni que
terminará mañana. Una búsqueda que se
construye en clave colectiva. Donde lo nuevo no es amnesia que olvida o
desmerece el valor de las mejores tradiciones pedagógicas acuñadas por nuestro
pueblo y los grandes hombres y mujeres que en ella volcaron sus mejores horas y
sus más prodigiosos esfuerzos.
Es
justo y necesario resaltar por esta misma razón que en esta construcción
colectiva no estamos solos. Tenemos una hermosa, útil y removedora experiencia
histórica que, a la vez que nos alecciona, nos alienta a no quedarnos atrapados
en la ciénaga de la mera nostalgia.
Desde
Pedro Figari y nuestros primeros pedagogos, desde Julio Castro hasta Jesualdo
Sosa, desde nuestro entrañable Soler Roca hasta el inolvidable José Luis
Rebellato.
En
su nombre todos los nombres de quienes son, sin duda alguna, las
extraordinarias montañas desde cuyas cimas se pueden apreciar los horizontes
por los que verdaderamente vale dar lo
mejor de nuestras fuerzas y empeños.
Lo
mejor del pensamiento pedagógico nacional está del lado del pueblo, del lado de
la educación al servicio de los trabajadores y los pobres, del lado del
compromiso inclaudicable con la edificación, ladrillo a ladrillo y mano con
mano, de una sociedad sin arribas y sin abajos, de una sociedad de iguales entre iguales.
No
hay nada sencillo para nosotros en el horizonte de nuestros sueños, pero quien
piense que cambiar el mundo es una tarea sin sentido, será incapaz de encontrar
en la educación un medio formidable, para alumbrar el camino hacia una
humanidad nueva y una sociedad donde nunca más el hombre sea el lobo del
hombre.
Montevideo, 27 de julio de 2013